En Tijuana también hay Motel Paraíso
También
tuve mi Motel Paraíso
pero
jamás prendí la televisión para ver noticias
no
quiero observar al presidente en la pantalla
jamás
miré mi rostro en el espejo
siempre
lo usé para ver su tatuaje en dorso
parecía
una estampilla ya usada.
Aquí
nosotros éramos los que se comían a
besos
y
nos arrancábamos la ropa
nos
comíamos a mentiras.
La
habitación tenía un diván tantra rojo
como
sus labios la primera vez que la conocí.
Nunca
le dije que me gustaba un poema que llevaba el nombre del Motel.
En
su cabello mi boca pronunciaba versos
que
eran barcos sobre el mar en su cabeza.
Yo
no soy Simic y tú no volverás a rasgar
las sabanas en las nubes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario