Me
escribes desde lejos
de
Norwich
desde
un restaurant de comida mexicana
donde
sirves tragos y lavas platos.
Me
escribes para contarme que hay nevada
que
te procura un gringo ojoazulado
que
con el dinero que ganas ya te alcanza para comprar
las
botas bonitas que tanto te gustan
que
en ocasiones extrañas mirar películas en casa
que
extrañas mis besos en tu espalda
que
sigues esperando el poema que prometí.
Te
escribo desde Tijuana
detrás
de la caja registradora.
Te
escribo para contarte que mi hermano ya no vive en casa
que
ya no peleo con papá
que
procuro a una chica de cabello rizado
y
su mayor piropo es decir que escribo bonito
que
mi basquetbol empeora con los años
que
extraño tu comida.
Sobre
el poema que prometí respondo nada
porque
de amor no escribo y tú sigues estando en todas partes.
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