MIGUEL
l
porque
ganar dólares traería tranquilidad.
Nunca
arregló los papeles.
Tuvo
dos hijos con una sinaloense emigrada
mexicana
y gabacha
nunca
entendió cómo se puede ser de dos partes.
Quería
ver el mundo a través de los edificios de San Diego
lo
más alto que estuvo fue en una mall
de dos pisos
y
desde allí no miró su país.
Trabajó
ocho años lijando carros en un body shop
cerca del aeropuerto
mirar
tantos aviones le hacía creer que estaba en el cielo.
Ir
a la frontera no es como lo contó su padre.
ll
Lo
descubrieron porque las placas no tenían el sticker
2015
por
el freeway 5 a más de 80 millas
por
el car pool
libre
como si corriera por su pueblo
entre
nanches y platanares
libre
como llegar a Tijuana atravesar el
cerro
y
convertir el desierto en mar al ver las luces de la carretera.
De
pequeño soñaba con sentir la adrenalina de esas enormes calles
manejar
autopistas gringas
pisar
un acelerador que no fuera el de la camioneta vieja.
Y
ahí está
a
medio camino antes de llegar al
taller
detenido por la migra.
lll
Hace
unos meses un juez texano bloqueó la ley que lo haría permanecer
en
el país de los güeros la migra se
puso bien dura
cualquier
paisano era sospechoso
vivir
bajo la bandera de las estrellas significaba anochecer.
Lo
amarraron de pies y manos
a
través de las cadenas vio por última vez su camaro
nunca
se tomó fotos manejándolo.
Lo
devolvieron a una ciudad de un país al que ya no pertenece.
Miguel
regresó sin dinero sin carro ni familia
Miguel
con una gorra de los Padres fue mandado pa’tras
se
acabaron las grandes autopistas las
hamburguesas del Jack
comprar
verdura por libras.
Miguel
no volverá a ver aviones tan cerca.
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