La
chica que te gusta se acuesta con gordos que te superan en edad
que
manejan carros que brillan más que tus ganas de vivir
que
pueden pagar cuartos con jacuzzi y champaña.
Con
sólo ver sus labios sabes que hace tremendas felaciones
trucos
con lengua boquita de pescado
y ni
así te atreves a besarla.
Prefieres
imaginar
porque
es lo más cercano que estarás a lo que contó tu padre:
los
niños jamás llegarán a esas nubecitas negras.
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