En
el museo observas durante largos minutos
una
obra que muestra un pecho descubierto
llevas
puesto el vestido que me gusta
el
que deja ver tu espalda
y
tus labradas piernas
unos
cabellos corren por el arbotante de tus cejas.
En mi
caso sólo leo los títulos de las pinturas
jamás
he entendido el arte
pero
sé que cuando te cruzas de brazos es hora de partir.
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