martes, 29 de abril de 2014





Te escribo porque no me atreví a decírtelo aquella noche
que jugábamos en tu cama
con luz apagada porque no te gustaba besarme bajo el fulgor
mientras tú tocabas mi pecho   yo miraba la maceta de albahaca 
y recordaba mi dolor de estómago.

Jamás me gustaron tus pies  
que pisaras descalza el suelo.